El 19 de julio de 1990 en el mundo no ocurrió un hecho significativo. En lo musical, la canción más popular de esa semana fue “She Ain’t Worth It” de Glenn Medeiros. Mientras lo memorable para mis papás fue yo naciera. La traducción dice que ella no vale la pena y más allá de una correlación con quién soy, está la posibilidad de resignificarlo y demostrar “She is worth it.”

Angie pudo haber sido Linda Caicedo, una caleña que hoy juega en el Real Madrid. Pero su mamá le dijo no, que el fútbol era de niños. Ahora disfruta hacer campañas de fútbol, y asiste a partidos donde hace del gran 99. También pudo ser una rockstar como Joan Jett, una mujer que se hizo un nombre en un mundo de hombres porque le apasionaba la música. Pero sus papás dijeron no.

Para mí, y para muchas mujeres, el “no” sigue siendo constante, pero nunca un definitivo. Ese “no” fue el impulso de mi carrera. Pasé de espectadora a la banca, de convocada a titular como DC. Y si en siglas se resume a dónde quiero llegar, debería equivaler a lograr que, no solo para mí, sino para muchas más, signifique “worth it.”