Soy venezolana, vivo en Ecuador y he pasado más de diez años en la industria creativa contando historias que no caben en un brief. He liderado campañas que rompen categorías, que se meten en la cultura y dejan huella. No creo en ideas bonitas si no se sienten reales, y por eso busco que lo que hago exista más allá de la publicidad: en la calle, en las redes, en las conversaciones que importan.

Trabajo para marcas, pero pienso en personas. Me mueve encontrar el punto exacto entre estrategia, emoción y riesgo, porque sé que lo que incomoda es lo que abre camino.

Ser mujer creativa en Latinoamérica es jugar en un terreno que no siempre nos incluye. Por eso no vine a pedir espacio: vine a ocuparlo y a abrirlo para que más mujeres lo crucen conmigo.

No espero que el cambio llegue; lo provoco. Idea por idea, proyecto por proyecto, construyo un lugar donde la creatividad no solo vende, sino que conecta, mueve y transforma. Y en ese lugar quiero que cada vez seamos más.